"...las cosas invisibles necesitan encarnarse, las ideas caen a la tierra como palomas muertas"

jueves, 23 de octubre de 2014

Tengo que dejar de pensar en vos

(maybe I'm too busy being yours to fall for somebody new)

            Todas las noches tienen ese momento bisagra, ese fondo de la espiral descendente, en el que uno entiende que el insomnio ganó el centro de la escena, una vez más. Suele pasar alrededor de las 4 am, y es bastante nítido: dejando escurrirse la deliciosa posibilidad de escaparnos de nuestro pellejo por un par de horas, asimilamos racionalmente que nuestras obsesiones nos apresan en la vigilia, y nos resignamos a contemplar otro amanecer más, sin entender bien el objetivo del día que deberemos afrontar. Bueno, al menos las noches que me pertenecen responden reiterativamente a este esquema. Imagino que habrá gente más sana, que duerme 8 horas de corrido inmersa en una paz pegajosa, despertando con regocijo ante los manjares que ofrece la vida. Yo, por mi parte, llevo muchos años de haber aceptado que esa dinámica nunca reinará en mis aposentos.

            Apurando el último trago de un vaso que empezó teniendo fernet con hielo y ahora bien podría estar quedándose seco de kerosene tibio, me pierdo entre los rasgos de una Luna que empezó siendo Sol cuando me acosté con el brebaje en la mano. Parece que hubiera sido hace apenas unos minutos, pero da lo mismo. Algún rastro de sobriedad estira el brazo para recordarme, de manera inclaudicable, que sigo formando parte de este universo. Lamentablemente. Yo acá, rendido en la oscuridad, desgarrado de nostalgia, muriéndome de ganas de extrañarte y de sufrir por vos. Vos ahí afuera, dibujada en la penumbra bajo un farolito de aceite, inmutable y desdeñada, obstinada en tu insistencia de no querer existir.